lunes, 7 de marzo de 2016

LA PESADILLA EUROPEA



El presidente de la Unión Europea, Jean Claud Juncker, ha sido gobernador del Banco Mundial, gobernador del FMI y durante su mandato como primer ministro luxemburgués negoció con distintas empresas para que se radicaran en su país y así pagar impuestos a menos del 1%. 340 multinacionales cerraron acuerdos secretos. Muy solidario con el resto de la unión que ahora preside. Gracias Sr, Juncker.
Mario Draghi preside el Banco Central Europeo y fue vicepresidente para Europa de Goldam Sach. Para los que no lo sepan, esta firma es uno de los responsables directos del crash del 2007, el tsunami que arrasó decenas de economías débiles y desató la crisis mundial. Entre otras cosas, animaba  a los inversores a invertir en  productos basura forrándose al mismo tiempo al apostar en bolsa por el fracaso de los mismos. Millones de personas perdieron su empleo y sus casas sólo en los EE.UU.
El Sr. Draghi también ayudó a maquillar, junto con Papademos, las cuentas del déficit público de Grecia.
Aunque estos pájaros, si bien son los más poderosos, no son la única especie invasora que pretende acabar con la democracia en la Unión Europea o, por lo menos, reducirla al mínimo . Hay más muchos más.
Dice el diario Público que “Un grupo de 30 funcionarios negocia  el TTIP. La Comisión mantuvo 566 reuniones con grupos de presión, normalmente a puerta cerrada. De estos encuentros, 520 (el 92%), fueron con representantes de diferentes sectores industriales y empresariales. Sólo un 4% correspondió a grupos de activistas y otro tanto a académicos y otro tipo de expertos".  
Hay que despreciar mucho a la lógica para no sospechar muchísimo de este tratado.
Secreto+lobby empresarial= ciudadano perjudicado.

Yo soy de izquierdas e internacionalista. Los nacionalismos me dan grima. Las banderas sólo me gustan en las mochilas de los viajeros. La patria en la que naces, como la religión en la que te crías, es una cuestión de suerte. No me importa un carajo el término soberanía. Así que sueño con unos Estados Unidos de Europa.  Nuestra unión se ha eregido sobre el mayor espacio de protección del débil y libertades del mundo. Eso es lo que hace de Europa una idea hermosa: aquí, entre otras cosas, han nacido los derechos humanos, un hito en la historia de la civilización. Pero también sé que esa Europa se ha construído (resumiéndolo mucho) gracias a la colonización primero y saqueo después del tercer mundo. Así que no veo con qué derecho nos negamos a que entre la gente que quiera para trabajar y buscarse la vida entre nosotros y  me resulta vomitiva nuestra respuesta al problema de los refugiados. Con esto punto no caben medias tintas. Ayer se pactó con Turquía un acuerdo de dudosa legalidad. Según la legislación europea todo ser humano que pida asilo tiene derecho a ser atentido de forma individual. Las expulsiones colectivas son ilegales. De todas formas ya sacarán una claúsula que lo permita.  Estamos siendo ingratos e hipócritas y negamos el espíritu con el que nació la idea de una Europa unida.
Era lo único de lo que sentirnos orgullosos. Ser más avanzados, ser una de las únicas sociedades que ha conseguido unir libertad y justicia social con ese invento llamado “estado del bienestar”. 
En fín, todo esto empezó a tambalearse  por culpa de un país que, en realidad, nunca se ha sentido europeo: Inglaterra.  Margaret Thatcher picó espuelas en el caballo liberal que años más tarde se convertiría en la hidra neoliberal que es ahora. ¿Como no van a estar de acuerdo Junker y Dragui, banqueros corruptos de pura cepa, con la doctrina que da alas al poder financiero eliminando límites y regulaciones? Los políticos en Bruselas ya no reciben presiones del mundo financiero. Son el mundo financiero. Por no hablar de lo que hay dentro de los propios países de la unión. DeGuindos era presidente de Lehman Brothers , otra entidad responsable directa del tsunami, en Europa cuando estalló el crack. Mario Monthi fue presidente de Italia sin haber sido elegido y también trabajó en Goldman Sach. La lista es interminable.

Por eso hay que refundar Europa desde un punto de vista democrático. Por mí, la Europa de ahora, la Europa psicótica y enferma, incapaz de sentir empatía por seres humanos que huyen de la guerra o de cumplir sus propias leyes internacionales, y en la que cada país barre para su casa, puede desaparecer. De hecho, según algunos, ya lo está haciendo.  A lo mejor hay que repensarla entera para hacerla mejor y,  eliminando los errores garrafales que ya sabemos que se han cometido, hacer de ella de una vez por todas lo que siempre tuvo que ser: el mayor espacio de democracia, libertad y entendimiento en el mundo.