martes, 19 de julio de 2016

LO QUE SÉ

No tengo ni puta idea de historia. Lo poco que sé es lo que la EGB grabó en mi memoria y la vida se ha encargado de borrar. Algún que otro libro, pero en fin, en realidad lo que sé fresco es porque lo busco en wikipedia para poder contestar al gilipollas de turno en facebook. ¿En que me convierte eso? Exacto. En un gilipollas al cuadrado.

No sé de filosofía. He leído poca y mal. Además,  tengo el mal del tordo: la mente pequeña y el ego gordo. Combinación fatal para hablar de filosofía por facebook.

No sé de política. He leído tanta opinión y tan poca historia que me he dado cuenta de que soy un caballo con esa mierda que les ponen en los ojos para no ver a los lados. No sirve de nada leer 4 periódicos diarios. Aunque sean de signo contrario.  De nada absolutamente. Si queremos saber lo que pasa hoy hay que leer historia de la buena. Cuidado con los vídeos brillantes de diez minutos que explican conflictos de doscientos años. Hay que leer autores consagrados, investigación científica. No el revisionismo atroz de un lado u otro. Hay más psicópatas en la política que otras profesiones por motivos evidentes, pero ya está.  La distinción occidental entre bien y mal es una basura. Todos somos buenos y malos a la vez. Depende del momento de tu vida y de las circunstancias.

El otro día, pegando pósters en la plaza del 15m me dio por comprar el LeMonde Diplomatique en español. ¿Para saber más de política? No. Para encontrar argumentos originales que poder copiar sin que nadie en el face lo notara. Enfermizo.

No sé de economía. No tengo ni puta idea, de hecho. Cada vez que me doy más cuenta de que la terminología buenos y malos está equivocada. Un par de libros escritos hace mas de cien años no me han aclarado una mierda. Lo mismo con unos cuantos  actuales. Tengo tan poca personalidad cultural que cada tipo inteligente que leo me convence de que el anterior estaba equivocado. Así no se puede.  Lo único que sé cierto es que hay que luchar contra la desigualdad. No sé como. Así que me callo.

No sé de religión. No he estudiado una puta mierda de religión. Ni su historia ni nada. Ni siquiera soy ateo. Si pienso muy fuerte (sea lo que sea eso) no puedo llegar a otra cosa que a un callejón sin salida. Nada se puede autocrear.  Ni Dios, ni el universo. Por lo tanto, me callo.

No sé como ser mejor persona. Bueno sí lo sé, pero no lo hago, así que basta ya de juzgar a los demás en el face. Es una mierda banal, estúpida, enfermiza y un completo espejismo. En palabras de mi abuela: "Consejos vendo pero para mi no tengo".

No sé como evitar llorar en mitad de un supermercado si pienso que ha vuelto a ganar el PP. Y eso es de psiquiatra. Me ha pasado, varias veces. Es de estar jodidamente loco. Y yo no quiero estar loco, excepto cuando yo quiera.

Lo que sí sé.

Se que me gusta la poesía y ver cine de culto rodeado de frikis. Sé que me gustan las flores y los árboles y los saltos de agua y ver como mi perro se regodea con las cosas simples.

Se que me gustan los bocadillos de lomo con queso y salvar plantas a punto de morir. Sé que me gusta fijarme en las grietas del suelo e imaginar que son ríos y que yo estoy volando.

Sé que me gusta hacer feliz a los demás, aunque sea con una cerveza bien fría. Sé que me gusta la risa y escribir esto y la aprobación de la gente a la que alguna vez hice daño y la aprobación de a los que no y la aprobación de los que nunca me han conocido.

Se que me gusta, qué coño me gusta, me vuelve loco, joder, adoro el ruido que hace la lluvia en cualquier parte, sobre todo en el sobretecho de una tienda de campaña.

Se que me gusta sentir lo que sea, menos miedo. Es un puto problema. Porque a veces disfruto de estar triste. Me ayuda a escribir canciones que nadie escuchará nunca y poemas montaña rusa que retocaré a los tres años de haberlos escrito.

Sé que me gustan las llaves que son algunas cosas y los caballos y ver abejas en mi terraza porque he plantado un montón de flores.

Sé que me gusta  jugar a rol, aunque hace siglos que no lo hago y jugar a "quien me apetecería que apareciera ahora".

Sé  que me gustan los árboles que resisten al desierto y las junglas llenas de secretos y los bosques ordenados de Europa.

Sé que me gusta despertar en lugares extraños.

Sé que me gusta ir viendo qué amigos me van quedando y ver cuales aparecen inesperadamente.

Sé que me gusta la niebla y las luciérnagas y una vez vi tres zorros jugando delante de las luces de mi coche, que estaba parado,  y eso me convirtió en una clase de privilegiado que no se puede pagar con dinero ni con nada porque estar en contacto con lo salvaje es algo extraordinario en estos días de asfalto y dioxinas y turistas que hacen "supervivencia" en caminos asfaltados en mitad del monte con bares en circos glaciares a cinco euros la birra.

Sé que me gusta conocer gente de cuanto más lejos mejor.

Sé que me gustan algunas cosas que me hacen daño y cosas que me siempre he creído que me hacían daño pero que luego ha resultado que me han hecho más sabio a muy bajo coste.

Sé que me gusta el drama. Es un puto hecho.

Sé que me gustan algunas ruinas y todos los libros de gente que han sido ruinas y han vivido para contarlo honestamente.

Sé que me gusta el olor de los libros  y de la piel de mi novia.

Sé que me gusta la forma que tienen de brillar algunos viejos.

Sé que me gusta mas ver un abuelo fumando que a dos abuelos enamorados. Llena el mundo  de ilusión y fantasía.

Se que me gusta Instrumental y Navokov y Cosas que los nietos deberían saber y Todo por una chica y Moby Dick y  "las raicillas del grito" de Lorca.

Sé que me gusta la forma que tiene de Carla de dirigir la nave en la tormenta.

Sé que me gusta la herrumbre en las verjas y la savia de los pinos.






lunes, 7 de marzo de 2016

LA PESADILLA EUROPEA



El presidente de la Unión Europea, Jean Claud Juncker, ha sido gobernador del Banco Mundial, gobernador del FMI y durante su mandato como primer ministro luxemburgués negoció con distintas empresas para que se radicaran en su país y así pagar impuestos a menos del 1%. 340 multinacionales cerraron acuerdos secretos. Muy solidario con el resto de la unión que ahora preside. Gracias Sr, Juncker.
Mario Draghi preside el Banco Central Europeo y fue vicepresidente para Europa de Goldam Sach. Para los que no lo sepan, esta firma es uno de los responsables directos del crash del 2007, el tsunami que arrasó decenas de economías débiles y desató la crisis mundial. Entre otras cosas, animaba  a los inversores a invertir en  productos basura forrándose al mismo tiempo al apostar en bolsa por el fracaso de los mismos. Millones de personas perdieron su empleo y sus casas sólo en los EE.UU.
El Sr. Draghi también ayudó a maquillar, junto con Papademos, las cuentas del déficit público de Grecia.
Aunque estos pájaros, si bien son los más poderosos, no son la única especie invasora que pretende acabar con la democracia en la Unión Europea o, por lo menos, reducirla al mínimo . Hay más muchos más.
Dice el diario Público que “Un grupo de 30 funcionarios negocia  el TTIP. La Comisión mantuvo 566 reuniones con grupos de presión, normalmente a puerta cerrada. De estos encuentros, 520 (el 92%), fueron con representantes de diferentes sectores industriales y empresariales. Sólo un 4% correspondió a grupos de activistas y otro tanto a académicos y otro tipo de expertos".  
Hay que despreciar mucho a la lógica para no sospechar muchísimo de este tratado.
Secreto+lobby empresarial= ciudadano perjudicado.

Yo soy de izquierdas e internacionalista. Los nacionalismos me dan grima. Las banderas sólo me gustan en las mochilas de los viajeros. La patria en la que naces, como la religión en la que te crías, es una cuestión de suerte. No me importa un carajo el término soberanía. Así que sueño con unos Estados Unidos de Europa.  Nuestra unión se ha eregido sobre el mayor espacio de protección del débil y libertades del mundo. Eso es lo que hace de Europa una idea hermosa: aquí, entre otras cosas, han nacido los derechos humanos, un hito en la historia de la civilización. Pero también sé que esa Europa se ha construído (resumiéndolo mucho) gracias a la colonización primero y saqueo después del tercer mundo. Así que no veo con qué derecho nos negamos a que entre la gente que quiera para trabajar y buscarse la vida entre nosotros y  me resulta vomitiva nuestra respuesta al problema de los refugiados. Con esto punto no caben medias tintas. Ayer se pactó con Turquía un acuerdo de dudosa legalidad. Según la legislación europea todo ser humano que pida asilo tiene derecho a ser atentido de forma individual. Las expulsiones colectivas son ilegales. De todas formas ya sacarán una claúsula que lo permita.  Estamos siendo ingratos e hipócritas y negamos el espíritu con el que nació la idea de una Europa unida.
Era lo único de lo que sentirnos orgullosos. Ser más avanzados, ser una de las únicas sociedades que ha conseguido unir libertad y justicia social con ese invento llamado “estado del bienestar”. 
En fín, todo esto empezó a tambalearse  por culpa de un país que, en realidad, nunca se ha sentido europeo: Inglaterra.  Margaret Thatcher picó espuelas en el caballo liberal que años más tarde se convertiría en la hidra neoliberal que es ahora. ¿Como no van a estar de acuerdo Junker y Dragui, banqueros corruptos de pura cepa, con la doctrina que da alas al poder financiero eliminando límites y regulaciones? Los políticos en Bruselas ya no reciben presiones del mundo financiero. Son el mundo financiero. Por no hablar de lo que hay dentro de los propios países de la unión. DeGuindos era presidente de Lehman Brothers , otra entidad responsable directa del tsunami, en Europa cuando estalló el crack. Mario Monthi fue presidente de Italia sin haber sido elegido y también trabajó en Goldman Sach. La lista es interminable.

Por eso hay que refundar Europa desde un punto de vista democrático. Por mí, la Europa de ahora, la Europa psicótica y enferma, incapaz de sentir empatía por seres humanos que huyen de la guerra o de cumplir sus propias leyes internacionales, y en la que cada país barre para su casa, puede desaparecer. De hecho, según algunos, ya lo está haciendo.  A lo mejor hay que repensarla entera para hacerla mejor y,  eliminando los errores garrafales que ya sabemos que se han cometido, hacer de ella de una vez por todas lo que siempre tuvo que ser: el mayor espacio de democracia, libertad y entendimiento en el mundo.